El sector inmobiliario en Europa ha finalizado 2015 con una recuperación respecto a años anteriores. De hecho, el sector inmobiliario europeo abordaba con optimismo el inicio de año a pesar de la debilidad de las condiciones económicas y de la inestabilidad geopolítica de algunas zonas clave.
En parte, esta revitalización del sector se debe al aumento de liquidez y a la necesidad de invertir capital en estos activos. El hecho de haber dejado atrás las políticas económicas austeras, la incipiente recuperación de la banca que comienza a dar hipotecas y el reajuste de precio de los pisos, son motivos suficientes y de peso para confiar en esta nueva etapa.
Se trata de un optimismo condicionado ya que todavía se plantean posibles factores de riesgo, tales como la subida en los tipos de interés, la inestabilidad política o la paupérrima creación de empleo.
Un sector saneado supondría un aumento de la construcción cifrado en las 300.000 o 400.000 viviendas al año. En un país como España, con un importante componente turístico, estas cifras representarían el equilibrio.
Pero para este renacer del sector, los expertos coinciden en una máxima: la banca tiene que comenzar a prestar dinero de modo equilibrado, siempre a clientes que presenten seguridades para devolverlo y a proyectos con demanda. Sea como sea, los expertos aseguran que 2016 será un año donde el cambio comenzará a hacerse evidente.