Con la crisis se dejaron bastantes proyectos a medio terminar, como solares de primer nivel en grandes ciudades que no avanzaron más allá de las vallas comerciales. El panorama actual, en grandes capitales como Madrid y Barcelona, es bien distinto. Tan solo en Madrid 30 proyectos de primer nivel verán la luz en los próximos meses (frente a los 9 de obra nueva que se entregaron en 2015). Con lo que respecta a los precios, ciudades como Madrid, Barcelona, Ibiza, Marbella y Mallorca registran crecimientos y muestran una creciente tendencia al alza.
Aún así, el panorama que se vive ahora en Madrid para este segmento, a pesar de que los proyectos hayan aumentando significativamente respecto a 2015, la oferta sigue siendo escasa. Nos encontramos con un ritmo de absorción de entre el 30% y 40%.
Respecto a la nacionalidad del tipo de cliente que demanda estas propiedades, bien como inversión o como producto final, un 70% sigue siendo comprador nacional. Los latinoamericanos representan el 12% y los europeos un 8%. Aunque es pronto para aventurar el efecto real del Brexit en las inversiones residenciales, es de esperar que Madrid salga beneficiado en inversiones que busquen propiedades de valor en un espacio de libre circulación europea. Generalmente el cliente que compra este producto apenas necesita financiación, pero en muchos casos vuelven a ella para apalancar parte de su compra y mantener efectivo. Por otro lado, para la banca este tipo de clientes y proyectos son de máximo interés.
La tipología de vivienda más buscada por estos clientes también ha cambiado en los últimos años. En los años de la crisis el producto estrella eran los pisos de tres dormitorios, y ahora se buscan viviendas de 150 metros cuadrados y de cuatro o cinco dormitorios.
El éxito en este tipo de promociones radica en una localización escogida y una oferta diferenciada. Hay demanda para este mercado y Madrid es una ciudad privilegiada Por otro lado, cabe señalar el cambio de mentalidad del promotor actual, cuyo objetivo ya no es aprovechar cada metro cuadrado para sacar el máximo número de viviendas, sino aportar valor.
Por otro lado, en Madrid y Barcelona falta suelo finalista, algo que no se puede improvisar de un día para otro.
Nuestras ciudades son un destino ideal, por su localización y nivel de servicios, para los compradores internacionales. Nos encontramos el momento perfecto para llevar a cabo proyectos de este calibre que además dinamicen nuestra economía.