Después de un prolongado período de duro ajuste, el valor de las viviendas recupera los niveles que tenía en 2004, pero con la mitad de las transacciones ese año.
Las variaciones entre 2015 y 2016 no son significativas, por lo que es posible hablar en general de una estabilidad en el valor de los activos residenciales. Así, durante 2016 los precios mínimos por metro cuadrado aumentaron en 29 capitales provinciales y los precios máximos lo hicieron en otras 27 ciudades (con Barcelona, Madrid y Bilbao como ciudades más prominentes), mientras que en 18 capitales coincidieron aumentos tanto máximos como mínimos precios .
En términos absolutos ya nivel nacional, los precios mínimos y máximos del metro cuadrado se situaron en 2016 en 599 y en 2.886 euros, con un ligero incremento respecto a 2015 de 1,8 y 1,1%, respectivamente. Esta evolución puede deberse a la situación del mercado, que sigue siendo relativamente baja en términos de transacciones. De esta manera, el período de disminución del valor de la vivienda prácticamente ha terminado en relación con los precios medios del bienio 2006-2008, que corresponden al más alto de la serie.
Sin embargo, señala que este ajuste continuará ocurriendo, aunque de manera más moderada y específica, espacialmente, por tipo de vivienda, y con diferencias ocasionales dependiendo de si se trata de precios mínimos o máximos. En 2016 ha sido el caso, por ejemplo, de San Sebastián, Huelva, Teruel, Guadalajara, Huesca, Oviedo y Cuenca, con descensos de precios superiores al 5%, cuando en 2015 la evolución fue exactamente la inversa.
En cambio, Madrid, Barcelona, Valladolid, Pamplona, Ourense, Cáceres, Vitoria o Valencia experimentaron aumentos superiores al 5% en 2016. Sólo en 9 capitales provinciales los precios se mantuvieron iguales respecto al año pasado (Zaragoza, Almería, Toledo , Lleida, Salamanca, Soria, Alicante, Logroño y Zamora).
La tendencia al alza en el volumen de ventas de viviendas en España puede considerarse sostenida, aunque relativiza la intensidad del incipiente arranque inmobiliario, que se debe principalmente a la vivienda utilizada. Esta situación explicaría, por una parte, la lenta reducción del stock de viviendas nuevas y, por otro, la falta de promoción.
De hecho, para cada nuevo hogar vendido en España hay ocho transacciones de vivienda de segunda mano. Aunque menos pronunciada, esta realidad también se extrapola al segmento de viviendas protegidas.
Fuente: el economista