Alquilar una vivienda vacacional por cortos periodos de tiempo se ha puesto de moda. Según datos de Exceltur, asociación que agrupa a 23 de las mayores compañías del sector turístico, el pasado ejercicio se cerró con un parqué de 1,7 millones de viviendas de uso turístico. Es decir, en la actualidad hay un piso turístico por cada dos plazas regladas. Este nuevo negocio que siempre ha existido -pero que hoy en día se alza con fuerza- está muy revuelto en el mercado en estos días, ya que se culpa a la vivienda vacacional de la subida de los precios del alquiler.
Según el portal inmobiliario Idealista, "la subida de los precios de los alquileres de inmuebles no tiene que ver con la oferta de alojamientos para turistas, ya que ésta es estática y en el alquiler tradicional hay mucha rotación". Además, Idealista añade otro motivo para desvincular la subida de los alquileres tradicionales con la oferta de los pisos vacacionales, ya que "los mayores incrementos de los alquileres se han registrado en los barrios menos atractivos para los turistas".
Por tanto, la subida del alquiler es culpa únicamente de la mejora en el empleo. De la misma opinión es Joseba Cortázar, PR manager Iberia de HomeAway: "Realmente no hay ninguna prueba de que las viviendas de uso turístico incrementen el precio del alquiler. Los precios suben por el contexto de la economía".
Por otro lado, Gerard Marcet, socio fundador de Laborde Marcet, apunta que "es inevitable que la vivienda turística tenga un efecto inflacionista en el sector del alquiler en España si no se regula como es debido. Si no se toman medidas efectivas, es prácticamente imposible controlar lo que cada particular hace dentro de su domicilio o si tributa o no por ofrecer un servicio de alojamiento fuera del marco regulatorio.
Por eso, el precio de los alquileres está creciendo anualmente en tasas de dos dígitos en las grandes ciudades españolas. En Barcelona, Madrid o San Sebastián ya no es posible arrendar un inmueble por menos de 650-700 euros, prácticamente el salario mínimo interprofesional.
El gran problema que vive este mercado es que cada comunidad autónoma establece su propia normativa y exigencias para los alquileres turísticos. "Hay una gran fragmentación en este sector y es deseable intentar de homogeneizar para que los requisitos sean los más parecidos en todas la comunidades autónomas para evitar desigualdades. Hay que recordar que la vivienda vacacional no es lo mismo que un hotel, porque no ofrece servicios de comida, por lo que no tiene sentido que haya requisitos en torno a la restauración. Los requisitos tienen que estar definidos en cada ámbito", explica Joseba Cortázar.
Para Gerard Marcet, "la situación de la vivienda turística en España es tan negativa para el sector de la hostelería como para las familias que tratan de acceder a una vivienda digna mediante el alquiler de un inmueble. En este momento, teniendo en cuenta la falta de regulación en esta materia, los grandes beneficiados son los turistas que vienen a España en unas condiciones de alojamiento mucho más económicas y los arrendadores de pisos turísticos, que triplican o cuadruplican sus ingresos mensuales alquilando el inmueble por semanas a extranjeros, en vez de mensualmente a familias residentes".
¿Qué solución hay para regularizar este mercado? Joseba Cortázar apunta que "es necesario que exista una colaboración público-privada entre las plataformas y asociaciones del sector para entender bien el fenómeno y llegar a un consenso de regularización jurídica, pero que no se demonice este sector. Hay que establecer un código ético de conducta que las distintas plataformas puedan asumir".