En la actual fase expansiva, por primera vez numerosas familias que viven de alquiler cambiarán su vivienda actual por una en propiedad. Las claves de este cambio serán tres: las menores exigencias de la banca para conceder hipotecas, tanto en términos de ingresos mensuales familiares como de niveles de ahorro previo; más el fuerte aumento de las rentas de alquiler, así como la mejora de los datos de empleo.
Este recorrido será por tanto el inverso al que se ha llevado a cabo en los últimos diez años, en los que el alquiler fue ganando adeptos y creció un 33% el número de familias que se acercaron a él, especialmente entre los menores de 35 años, que lo veían como la única forma de acceder a una vivienda.
Normalmente, el momento de renegociar la renta (cada 3 años en la mayoría de casos desde la reforma de 2013) es el momento elegido por los inquilinos para cambiar de barrio y plantearse la compra, porque es cuando son conscientes de la subida de precio del alquiler del barrio donde residen. En Madrid y Barcelona en los últimos tres años se han visto subidas de hasta el 10% en algunos barrios.